¿Qué es pensar demasiado?

En los tiempos actuales, llenos de estímulos excesivos, a menudo resulta difícil tranquilizarse por completo y volver la atención hacia el interior. Nuestra mente nos recuerda constantemente diversos acontecimientos y cosas que hacer, incluso en los momentos de ocio. Reflexionar y analizar constantemente los acontecimientos del pasado puede dificultar nuestra capacidad para descansar y hacer que nos sintamos cansados y mal. Averigüemos qué es exactamente el pensamiento excesivo, qué síntomas produce y cómo afrontarlo.
- ¿Cómo se define el pensamiento excesivo?
- ¿Cuáles son los síntomas del pensamiento excesivo?
- ¿Cuáles son las características del pensamiento excesivo?
- ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de pensar demasiado?
- ¿Cuáles son las causas del pensamiento excesivo?
- ¿Cómo afrontar el pensamiento desmesurado?
¿Cómo se define el pensamiento excesivo?
Pensar demasiado, en sentido literal, significa pensar excesivamente en varias cosas, incluidos los acontecimientos que han tenido lugar durante un día determinado. Este fenómeno suele denominarse profesionalmente rumiaciones o parálisis por análisis. Pensar en exceso es una forma de hacer frente a emociones desagradables, como la ansiedad, la ira y la tristeza, intentando volver a analizar una situación y/o una decisión tomada. A las personas con tendencia a pensar demasiado les resulta muy difícil detener la avalancha automática de pensamientos que tienen en la cabeza sobre acontecimientos pasados o que pueden ocurrir en el futuro. Estas personas insisten constantemente en sucesos pasados y en el comportamiento de otras personas que les incomodaron, lo que suele hacer que se sientan muy tensas, emocionalmente inestables e inseguras.
¿Cuáles son los síntomas del pensamiento excesivo?
Los síntomas más comunes del pensamiento excesivo son inquietud, ansiedad, inseguridad, autocrítica, déficit de atención, falta de energía y dificultad para dormir. Las personas que luchan contra el overthinking suelen estar cansadas, tensas y estresadas. Presentan claros signos de sobrecarga emocional. Además, estas personas suelen quejarse de insomnio, cefaleas tensionales, importantes cambios de humor y falta de confianza en sí mismas. El pensamiento excesivo crónico puede provocar sentimientos de frustración e impotencia y la aparición de síntomas de trastornos depresivos y de ansiedad. El pensamiento excesivo se agrava sobre todo a última hora de la noche, antes de acostarse, cuando estamos solos y no tenemos oportunidad de distraernos del torbellino de pensamientos centrándonos en otras actividades, como el trabajo o hablar con otra persona. Pensar demasiado en una situación por la noche puede contribuir al insomnio en algunas personas.
¿Cuáles son las características del pensamiento excesivo?
Se enumeran varias características del pensamiento excesivo. Son las siguientes
- Repetitividad y automatismo: es la base del pensamiento excesivo. Aunque no tenemos control sobre el automatismo de los pensamientos, es posible identificarlos eficazmente e influir en las propias emociones tomando conciencia de ellos.
- Pensar en el pasado - el pensamiento excesivo se refiere principalmente a acontecimientos pasados sobre los que ya no tenemos ninguna influencia.
- Falta de resultados concretos - pensar constantemente en acontecimientos pasados no suele ayudarnos a tomar decisiones y a comprometernos con acciones específicas para mejorar la situación. Esto significa que malgastamos nuestro valioso tiempo pensando en el pasado, lo que se traduce principalmente en un empeoramiento del estado de ánimo y una falta de resultados positivos.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de pensar demasiado?
Pensar constantemente en acontecimientos desagradables del pasado tiene un efecto negativo en las relaciones interpersonales y puede favorecer el retraimiento social. Pensar en exceso provoca un aumento de la irritabilidad, decae el estado de ánimo y puede desencadenar o exacerbar la depresión. Reflexionar en exceso sobre el pasado también puede contribuir a la aparición o exacerbación de trastornos de ansiedad, que dificultan aún más las actividades cotidianas. Pensar en exceso perjudica la atención y el rendimiento laboral, por lo que suele causar dificultades para completar las tareas y afecta negativamente a las relaciones con compañeros de trabajo y superiores. Además, el pensamiento excesivo conduce a un deterioro de las capacidades cognitivas utilizadas para la toma de decisiones. Cabe señalar que el pensamiento excesivo no se considera un trastorno mental, pero puede provocar la aparición o el agravamiento de depresión y trastornos de ansiedad.
¿Cuáles son las causas del pensamiento excesivo?
Pensar demasiado es un mecanismo de afrontamiento de las emociones difíciles. Las cavilaciones nos ocurren a todos. A veces repetimos en nuestra cabeza una discusión reciente con nuestra pareja, otras nos preocupamos por nuestra salud y otras nos detenemos en un error que hemos cometido recientemente en el trabajo. Nuestros pensamientos tienden a ser automáticos, lo que significa que rumiar se convierte en un hábito difícil de controlar por completo. El problema de pensar en exceso sólo surge cuando alguien abusa de esta forma de gestionar las emociones. Pensar en exceso suele ser un hábito que puede cambiarse, pero requiere mucho trabajo, tiempo, pero también paciencia y autocompasión. Pensar en exceso es un gran problema, especialmente para las personas con depresión y trastornos de ansiedad. Se indica que los pacientes con depresión y trastornos de ansiedad no tienen suficientes recursos internos de autocontrol para detener los pensamientos automáticos negativos. También se dice que las personas que se quejan de pensar en exceso tienen dificultades para distraer eficazmente su atención de los estímulos negativos.
¿Cómo afrontar el pensamiento desmesurado?
Hay muchas formas de aliviar el pensamiento excesivo. He aquí algunas de ellas:
- Establecer un marco temporal específico que facilite y agilice la toma de decisiones y reduzca el pensamiento excesivo.
- Merece la pena tomarse un descanso y dejar de analizar constantemente distintas situaciones. Caminar, hacer footing, montar en bicicleta, entrenar en el gimnasio, practicar yoga, hacer senderismo por la montaña, leer un libro, escuchar un audiolibro, echarse una siesta de media hora, hablar con una persona de confianza o hacer bricolaje son buenas ideas.
- Esútil centrarse en el presente: los pensamientos deben dirigirse a lo que está ocurriendo en el momento presente, en lugar de hacia el pasado o el futuro. Esto ayudará a aumentar la eficacia de las actividades aquí y ahora.
- Meditación/conciencia plena: el entrenamiento regular en meditación/conciencia plena
permite calmarse y aliviar los síntomas de ansiedad y depresión. Tiene un efecto positivo en el bienestar mental. Siéntese cómodamente, enderece la columna vertebral, junte los omóplatos y permanezca en esta posición durante al menos unos minutos. Es aconsejable cerrar los ojos, concentrarse en la respiración y las sensaciones corporales y no identificarse con los pensamientos, ya que van y vienen. A menudo, tras unas pocas sesiones de meditación, se observa un alivio de los síntomas del pensamiento excesivo. - Ayuda psicoterapéutica: el pensamiento excesivo no está determinado genéticamente y puede trabajarse con un especialista. La terapia cognitivo-conductual puede ser eficaz para ayudarle a controlar su forma de pensar. Trabajar con un psicoterapeuta cognitivo-conductual le ayudará a aprender a reconocer y cuestionar los pensamientos negativos automáticos, y a convertirlos en pensamientos constructivos y realistas.
Fuentes:
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